Querida mamá,
Hoy por fin te escribo y te contesto todas esas cartas que no me enviaste, todas esas oraciones en las que pedías por mí.
Dios me ha dado permiso para hacerlo, y como tengo mucho tiempo libre lo haré.
Estoy en algún sitio de alguna parte, solito y esperando en una silla a que vengas a buscarme. Los ángeles me han dicho que tengo que esperar aqui un poquito más, pero que en breve pasaremos a estar juntos. Así que no sufras, no te angusties. ¡No se te ocurra dejar de sonreir! Realmente yo ya estoy inventado, solo falta que nos reunamos.
Aunque aún no nos conocemos personalmente, ya somos madre e hijo. Porque yo he escuchado todos y cada uno de tus pensamientos desde que Dios me dijo: "Esa va a ser tú mamá". Y porque tu ya me quieres antes siquiera de haberme visto.
También se que estás arreglando mi casita de los próximos 9 meses. Que le has dado una mano de pintura, has alicatado el baño y has barnizado el suelo del salón. ¡Tengo muchísimas ganas de instalarme ahí! He visto que tiene la mejor camita del mundo donde podré descansar tranquilamente. Lo único que no me gusta demasiado es la puerta. Para entrar está bien. Pero para salir, me va a quedar un poco estrecha. Bueno, luego ya veremos lo que hacemos con eso. Quizá podamos agrandarla...
Lo importante es que me mude cuanto antes. ¡Ya tengo mi maleta preparada! Llevo el remolino del pelo de la abuela, los ojos de papá, tú caracter, una gran sonrisa para ti y para papá que nunca os dejará de iluminar, y la conciencia de que vosotros sereis las personas más importantes de mi vida.
¿¡Ah, supongo que querrás saber si soy niño o niña!? Pues no te lo puedo decir. ¡Será un sorpresa! Igual que el día en que me instale entre los recovecos te tu vientre. Tu no lo sabrás hasta que pasen 4 semanas, pero yo ya estaré ahi, riéndome. Es importante que estés feliz y tranquila, porque te voy a acariciar la tripa por dentro, para que me reconozcas. Y si estás nerviosa, no te darás cuenta.
Voy despidiéndome, porque San Pedro me ha pedido que le ayude a buscar unas llaves, que se le acaban de perder. Pero no te preocopes, porque estaré pendiente de la llamada. En cuanto sea el momento nos reuniremos.
Te quiere mucho, tu hij@.
Hoy por fin te escribo y te contesto todas esas cartas que no me enviaste, todas esas oraciones en las que pedías por mí.
Dios me ha dado permiso para hacerlo, y como tengo mucho tiempo libre lo haré.
Estoy en algún sitio de alguna parte, solito y esperando en una silla a que vengas a buscarme. Los ángeles me han dicho que tengo que esperar aqui un poquito más, pero que en breve pasaremos a estar juntos. Así que no sufras, no te angusties. ¡No se te ocurra dejar de sonreir! Realmente yo ya estoy inventado, solo falta que nos reunamos.
Aunque aún no nos conocemos personalmente, ya somos madre e hijo. Porque yo he escuchado todos y cada uno de tus pensamientos desde que Dios me dijo: "Esa va a ser tú mamá". Y porque tu ya me quieres antes siquiera de haberme visto.
También se que estás arreglando mi casita de los próximos 9 meses. Que le has dado una mano de pintura, has alicatado el baño y has barnizado el suelo del salón. ¡Tengo muchísimas ganas de instalarme ahí! He visto que tiene la mejor camita del mundo donde podré descansar tranquilamente. Lo único que no me gusta demasiado es la puerta. Para entrar está bien. Pero para salir, me va a quedar un poco estrecha. Bueno, luego ya veremos lo que hacemos con eso. Quizá podamos agrandarla...
Lo importante es que me mude cuanto antes. ¡Ya tengo mi maleta preparada! Llevo el remolino del pelo de la abuela, los ojos de papá, tú caracter, una gran sonrisa para ti y para papá que nunca os dejará de iluminar, y la conciencia de que vosotros sereis las personas más importantes de mi vida.
¿¡Ah, supongo que querrás saber si soy niño o niña!? Pues no te lo puedo decir. ¡Será un sorpresa! Igual que el día en que me instale entre los recovecos te tu vientre. Tu no lo sabrás hasta que pasen 4 semanas, pero yo ya estaré ahi, riéndome. Es importante que estés feliz y tranquila, porque te voy a acariciar la tripa por dentro, para que me reconozcas. Y si estás nerviosa, no te darás cuenta.
Voy despidiéndome, porque San Pedro me ha pedido que le ayude a buscar unas llaves, que se le acaban de perder. Pero no te preocopes, porque estaré pendiente de la llamada. En cuanto sea el momento nos reuniremos.
Te quiere mucho, tu hij@.
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